El titanio es un metal anticorrosivo. A temperatura ambiente, puede permanecer inalterable en diversas soluciones ácidas y alcalinas fuertes, incluso en el ácido más agresivo, el agua real (una mezcla de ácido nítrico concentrado y ácido clorhídrico concentrado en proporción de tres a uno, capaz de disolver oro), sin corroerse. Por ello, se utiliza en la fabricación de submarinos.

Por lo tanto, el óxido que aparece en el producto después del recubrimiento de titanio no es óxido de la película de titanio, sino óxido del propio producto.

Antes del recubrimiento de titanio, si el producto presenta óxido (o porosidades), dicho punto, tras el recubrimiento, se considera un punto débil, ya que su unión con el sustrato es insuficiente. Con el tiempo, la capa de titanio en el punto de óxido del sustrato tiende a desprenderse, provocando la caída de óxido y del recubrimiento de titanio.

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